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Solidaritat STAP
ASHDA
juny 2004
Enviament i presència de tropes internacionals
a Afganistán


RAWA (Asociación de Mujeres Revolucionarias de Afganistán)
opina sobre el envío y la presencia de tropas internacionales en Afganistán


(Traducción al castellano realizada por Jesús Torres del Rey, colaborador de l’Associació de Cooperació a l’Afganistan)

La presencia de tropas extranjeras en Irak y Afganistán son dos asuntos totalmente diferentes. Todas las personas que aman la libertad en todo el mundo deberían protestar abiertamente contra la ocupación de Irak a manos estadounidenses.

En Afganistán ocurre algo distinto: los afganos llevaban más de una década sufriendo bajo los regímenes fundamentalistas jihadi y talibán. De modo que cuando el ejército de EE.UU. desbancó a los talibanes del poder, la mayor parte de nuestro pueblo lo agradeció.

Durante muchos años una de nuestras demandas a la ONU fue que enviara fuerzas de paz a Afganistán para asegurar su mantenimiento y para desarmar a los fundamentalistas. Pero una vez establecida la ISAF en Kabul, le pedimos a la ONU que amplíe su misión al resto del país.

Ahora sabemos con certeza los afganos que si estos soldados se marchan de Afganistán un solo día, los señores de la guerra nos devolverán a los terroríficos años comprendidos entre 1992 y 1996, en los que Kabul fue reducida a cenizas y asesinaron a decenas de miles de personas. Son unos monstruos desalmados, y nuestro pueblo lo sabe bien. Somos conscientes también de que son los B-52 estadounidenses los que los mantienen callados y consiguen que la escala de sus crímenes sea inferior a la de la pasada década.

Así que no sólo les pedimos a las fuerzas de la ISAF que permanezcan en Afganistán sino que las desplieguen también en otras partes del país en las que los señores de la guerra han convertido las vidas de muchas personas en una tortura. Pero además queremos criticar el hecho de que no estén siendo fieles a su cometido contra los señores de la guerra, sino que incluso lleguen a colaborar con ellos.

Esto no significa que pidamos que nuestro futuro lo decidan extranjeros. De nuevo, hoy en Afganistán, EE.UU. está jugando con el destino de nuestra gente y repitiendo el mismo error al apoyar a la Alianza del Norte. Karzai actúa a las órdenes directas de Washington y el verdadero presidente de Afganistán es el embajador estadounidense en Kabul (Khalilzad). Son los propios afganos quienes han de decidir su futuro, y sólo pedimos a la ONU que nos ayude a mantener la seguridad. Nada más.

Desgraciadamente, por ahora no hay una fuerza democrática sólida en Afganistán que pueda movilizar a nuestra gente a luchar contra los señores de la guerra. De ahí que sea necesaria la ayuda extranjera incondicional.

Les envío a continuación partes de la declaración de RAWA de 8 de marzo de 2002, que arroja luz sobre nuestra postura:

En lo esencial, la campaña militar estadounidense en Afganistán no es, a nuestros ojos, una agresión a Afganistán o una guerra contra el pueblo afgano, contra los islamistas o los musulmanes, sino una violenta bronca entre patrón y antiguos protegidos. Al contrario de otras organizaciones de mujeres de dudosas intenciones y medias tintas, el objetivo político prioritario de RAWA es la completa eliminación no sólo de los talibanes y Al-Qaeda, el pilar en el que se sustentan aquéllos, sino también de los criminales jihadis. El derramamiento de sangre y la desolación (el eufemísticamente denominado "daño colateral") que trajo a un pueblo ya suficientemente maltradado por el fundamentalismo el castigo que quiso infligirle EE.UU. a sus díscolos antiguos agentes, no puede sino hacer que nos opongamos a la guerra norteamericana en Afganistán. Hace mucho tiempo ya defendimos que una prohibición tajante, a tiempo y llena de contenido de la ONU a la entrega de fondos y armas por parte de cualquier país a los talibanes, junto con un llamamiento claro y contundente para que toda la comunidad internacional apoyara a las fuerzas pro-democráticas en Afganistán, eran el modo de contener a los talibanes y a Al-Qaeda y de limitar la propagación de esta plaga.

En unas condiciones en las que, incluso con la presencia de varios miles de soldados extranjeros en Kabul, la capital no se puede considerar un lugar seguro, no hay alternativa alguna al despliegue de una fuerza de seguridad efectiva de la ONU por todo el país para conseguir una situación de estabilidad y seguridad con vistas a la convocatoria de una Loya Jirga constitucional y, lo que es aún más importante, unas elecciones en todo el país. A pesar de las muchas críticas vertidas contra el modus operandi de la ONU, RAWA prefiere con diferencia la presencia de las tropas de la ONU a que la población afgana quede a merced de los psicópatas de la jihadi. Estas tropas de la ONU, sin embargo, no deberían incluir soldados de países que en el pasado han ayudado o han sido cómplices de los fundamentalistas y de los sanguinarios señores de la guerra, como Turquía, que ha sido un especial aliado del criminal Dostum.

Espero que esto aclare nuestra postura.

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